
Las tareas que hacemos en las fincas son físicamente exigentes. Los cultivos necesitan cuidados a lo largo de todo el año. Las plantas tienen que estar saneadas para florecer correctamente para que la fruta vaya creciendo sin problemas hasta alcanzar la madurez.
Protegemos las hojas de parásitos y plagas, mantenemos los suelos aireados, frescos y despejados, podamos los árboles de manera quirúrgica para que no pierda energía y recolectamos la fruta cuando llega su momento.
Porque cada una de nuestras fincas de cítricos tiene un encanto especial, una personalidad definida. Una orografía diferente, más cerca del mar o hacia el interior, en la vera de un rio o en una llanura entre dos valles húmedos. Muestran un perfil de plantas concreto, colores verdes más intensos acompañados cerca de tierras rojas con viejos naranjales o nuevos campos de plantas jóvenes. Todas ellas siempre alrededor de alguna fuente de agua.
Nuestras plantaciones están preparadas con mucha de la tecnología disponible, para el riego por goteo que se utiliza para fertilizar el suelo de manera eficaz, con aplicaciones controladas por ordenador con datos que nos llegan del satélite, información meteorológica y de temperaturas, vital para saber qué necesita en cada momento.